Aunque existen más, hay dos poderosas razones que, combinadas, nos han llevado a la conclusión de que, a corto plazo, no existe otra opción que una independencia inmediata de Cataluña.
Estas dos razones son:
Desde un punto económico, la pertenencia de Cataluña a España nos ha perjudicado y nos sigue perjudicando a la mayoría de los catalanes. Un déficit fiscal interterritorial escandaloso, sin comparación posible con el de ningún otro país desarrollado, nos hace perder poder adquisitivo año tras año. Además, las opciones económicas y estratégicas que ha tomado y está tomando España en los últimos 20 años, manifiestamente centralizadoras, van en el sentido contrario de los intereses de Cataluña.
Desde un punto de vista sentimental, los vínculos afectivos entre Cataluña y España se han deteriorado enormemente en los últimos años. Históricamente, las relaciones entre Cataluña y España han sufrido múltiples altibajos. El fin del franquismo (obsesionado contra todo lo catalán) y la llegada de la democracia parecía abrir un período de cordial entendimiento y de mutuo respeto. Sin embargo, un anticatalanismo visceral latente ha ido surgiendo en los últimos tiempos y ha llegado a unos niveles inaceptables para nosotros
Queremos poner el acento en que es la combinación de las dos razones, y no cada una de ellas por separado, la que nos lleva a afirmar que la secesión de Cataluña de España, y a la mayor brevedad posible, la mejor opción para conseguir un mayor bienestar de los catalanes.
